Tú eres Manfred, mi unicornio

Escribe: Cris Ibarra

Y en aquel puente de Waterloo espera mi Unicornio. Aún no crucé, hermoso mío. Todavía espero en lo opuesto del puente, el rinconcito al Sur ¿recuerdas? No te enojes ni encabrites, sabes, aún no debo cruzar. El manto de nieve, la oscura noche, bellas luces mortecitas apenas te iluminan. Aquella casi penumbra te hace ver más hermoso, tus crines blancas y largas, como un manto blanco de nieve, manto blanco que siento me acunan cuando con ternura las acaricio. En la oscuridad sobre tus blancas crines, tu cuerno dorado brilla hermosamente. Ansioso esperas cruce hacia ti, ¿me llevarás? Y con certeza pienso “No debes cruzar”.

Corre el tiempo, te observo desde mi lugar, mi alma se agita, cuanto deseo llegar hacia ti, ¿Demasiada prudencia? De pronto esa vocecita interior “ve, ve, no esperes”. Rompo el silencio llamando a voces ¡MANFRED! Pareciera quedar todo suspendido, camino rápidamente. Paras en seco tu caminata, miras desde lejos, mueves tus crines de un lado a otro, las elevas, es casi un ritual de movimientos, quedo sorprendida, belleza de Unicornio, blanco como la nieve, brillas en la oscuridad como si todas las luces se reflejaran a través tuyo, eres Imponente. Avanzo insanamente llena de emociones, después de mucho tiempo nos volveremos a encontrar, tal cual un mandato interior voy a tu encuentro, solo Manfred mi Unicornio y yo en nuestro Puente en Waterloo. Alrededor un manto de nieve, camino sobre ella, a casi un metro cerca doblas el cuerpo, quedas erguido sobre el suelo, me miras y me hundo en la profundidad de tus increíbles ojos, siempre me recuerdan al profundo mar, siento llorar, no quiero hacerlo, no puedo, mis lágrimas incontenibles brotan silenciosas, me acerco, toco tus suaves crines y pareciera me reverencias, bajas la cabeza y tu cuerno brilla, pareciera encendido, doy media vuelta frente a Manfred, tocando sus crines suaves como el cabello de un bebé, las acaricio y de pronto mi alma recuerda la canción de cuna que mi Unicornio cantaba a mi siendo pequeña, desde el fondo de mi alma, brotan sonidos de aquella canción, siento debo acunarte y no dejarte ir, se activa en mi corazón el miedo, el no volver a este increíble sueño. Me intimidas y no importa, amo lo que eres, mi Unicornio puro y hermoso, nos sentimos, nos extrañamos, pues solo te veo en sueños. Tu olor a hierba seca de invierno lleva a mi alma por rincones de recuerdos infinitos, a eternidad, te acaricio y soy feliz; Amor espiritual increíble, no es necesario decir nada, nuestras almas hablaron.